Mi vida entera, le dijo Rembrandt al médico, la dediqué a reproducir, no los cuerpos de las personas que me pagaban para que yo las ubique dentro de mis cuadros, no cada nariz y mejilla pelo y vestido que se me puso por delante, sino el aire que existe entre la mirada y los objetos; quise pintar la luz como materia, porque así la vi en el depósito de mi padre. Quise lograr eso, y no sé si pude. Pero dicen que hay otro que sí llegó más lejos que yo: está en España y se llama Velazquez.
Rembrandt, según Daniel Guebel, en Derrumbre.
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